La migraña es un trastorno común, crónico, incapacitante, multifactorial, principalmente neurovascular, caracterizado por episodios recurrentes y severos de dolor de cabeza pulsátiles con síntomas sistémicos o neurológicos.
Los síntomas comprenden dolor de cabeza, náuseas o vómitos, evitación dolorosa de la luz y el sonido, y agravado por o que evita la actividad física de rutina.
Los síntomas de la migraña tienen muchas consecuencias en la vida cotidiana y las actividades sociales, los aspectos psicológicos, la pérdida de horas laborales, etc.
Estos varían entre los individuos, y diferentes síntomas pueden presentarse durante diferentes ataques. Los ataques de migraña también pueden diferir en duración y frecuencia, generalmente duran de 4 a 72 horas.
La mayoría de los ataques de migraña comienzan en la pubertad y afectan a las personas de entre 35 y 45 años. La prevalencia es más alta en mujeres (5-25%) que en hombres (2-10%). La incidencia de ataques de migraña tiende a alcanzar su punto máximo entre los adolescentes y los ancianos, mayores de 60 años (I. E. Morillo y col., R.B. Lipton et al.).
El estudio Global Burden of Disease 2015 clasifica a la migraña como la cuarta causa de los años vividos con discapacidad en mujeres y la octava causa principal de hombres debido a sus manifestaciones clínicas (dolor de intensidad moderada a grave, náuseas/vómitos, sensibilidad a la luz y el sonido).
La World Health Association ha clasificado el dolor de cabeza como un importante trastorno de salud y ha clasificado a la migraña entre las 20 principales condiciones de vida más discapacitantes.